miércoles, 4 de mayo de 2011

Semana Santa: Corn Island

En las vacaciones de Semana Santa decidimos ir a Corn Island, la isla nicaragüense del caribe que no podíamos perdernos. Fuimos en avión (bueno, en una avioneta grande) y mientras esperábamos en el aeropuerto de Managua un hombre nos contó que él se había caido tres veces con la dicha avioneta y que seguía vivo, por lo tanto eran seguras.
Llegamos a la isla grande y fuimos a dar un paseo por la playa, viendo el paraíso en el que nos encontrábamos. Más tarde descubrimos que había un torneo de béisbol en la isla esos días y nos acercamos al estadio, entramos y vimos un ambiente tremendo, gente bailando después de cada carrera, poniendo música en el estadio, todo lleno de gente... la primera vez que veía béisbol en vivo y una experiencia muy bonita.


Al día siguiente fuimos a la más grande y mejor playa de la isla grande, un paraíso de playa de arena blanca y agua turquesa y cristalina que nos impresionó, de película. No había olas, era una balsa, y se veía el fondo perfectamente. Tanto es así que podías encontrar estrellas de mar desde la superficie, observar los peces y ver todo el fondo del mar. Impresionante.
La mañana siguiente salimos en panga (lancha) a la isla pequeña (Little Corn Island) que nos aconsejaron que era más bonita. Llegamos y nos alojamos en un hospedaje parecido a los hostel, teníamos nuestras habitaciones y derecho a cocina. Paseamos por la isla de camino a las playas y vimos las playas paradisíacas del caribe en plena naturaleza: caminabas por una senda envuelta de árboles y vegetación hasta llegar a las palmeras y después a la arena blanca y al mar turquesa. Disfrutamos de la playa y más tarde volvimos a comer, cuando conocimos a un pescador que nos vendió pescados para hacerlos a la brasa en nuestro hospedaje. Al día siguiente quedamos con él para ir a pescar y... ¡pescamos! la experiencia estuvo muy bien, es una satisfacción cenar tu propia pesca a la brasa.




Un día después fuimos a hacer buceo con un monitor español que vivía en la isla. Hicimos una práctica de preparación y bajamos 6 metros por un coral donde vimos un montón de peces, rayas, tortugas, etc... otro mundo bajo el agua. Muy bien sólo que vimoms menos cosas que haciendo snorkel al día siguiente, cuando pudimos contemplar muchas cosas más, y peces como tiurones a una distancia de no más de 5 metros.


Disfrutamos mucho de la isla, de sus playas solitarias y de su naturaleza. La pequeña es una isla que te puedes cruzar andando en menos de media hora, no hay coches ni contaminación, el único medio de transporte son las bicicletas y las pangas y la luz funcionaba solo por la noche y a algunas horas del día. Los caminos más anchos son de cemento y de metro y medio, hay mucha vegetación y las playas son solitarias, pequeñas y paradisíacas. La gente de las islas habla poco español, hay gente que ni sabe, su idioma es inglés criollo o miskito (lenguas indígenas) así que a veces era difícil comunicarte en español e incluso en inglés.
En definitiva, siete días en un mundo paradisíaco donde me encantó perderme.

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